Las enseñanzas de Lenin, a 100 años de su muerte

imagen de Vladimir Lenin

Nota de opinión:

Cuando los de abajo no pueden seguir viviendo como viven y los de arriba no pueden seguir gobernando como gobiernan, se crean condiciones revolucionarias para cambiarlo todo. Para terminar con un Estado de las minorías que defiende sus intereses a sangre y fuego, es clave la existencia de un Partido que impulse la unidad del pueblo, la lucha y un programa para una salida hacia una democracia real, de nuevo tipo.

Eso pasó en la Rusia zarista. En octubre de 1917, después de haber sufrido esas sangrientas dinastías y experimentado variantes de gobiernos provisionales impotentes que no resolvieron las profundas necesidades del pueblo ruso, Lenin dirigió al Partido Bolchevique que orientó a la clase obrera, aliada con los soldados y otros sectores populares, a rebelarse e imponer con su lucha el primer gobierno obrero del mundo. Un gobierno que, en los 10 mil años de la historia de la humanidad, tenía como objetivo terminar con la explotación del hombre por el hombre, eliminando los padecimientos sufridos desde la sociedad esclavista.

Con una democracia directa de Cuerpos de Delegados revocables como representantes directos del pueblo y con el impresionante avance en la producción agraria e industrial, en el campo científico, técnico, educativo y cultural logrados por la revolución, se avanzó enormemente en la resolución de las necesidades del pueblo. Más tarde, el Ejército Rojo fue la fuerza fundamental en la derrota del nazismo, haciendo flamear la bandera roja con la hoz y el martillo sobre el Alto Mando alemán.

La revolución fue derrotada a los 40 años. En 1957 se inició la restauración capitalista de la URSS, con el golpe y la asunción de Kruschev, transformándola inicialmente en potencia socialimperialista.

Hoy, en el mundo y en particular en nuestra Argentina, se desarrollan ideas reaccionarias que aparentan querer cambiar todo, incluso este Estado. Estas ideas se montan en el descontento generado por las alternativas de gobiernos conocidas que no resuelven los problemas estructurales. Algunos de estos movimientos forcejean con los más peligrosos enemigos culpables de la crisis, y coincidimos en esa lucha. Sin embargo, no resuelven los problemas de fondo.

En este contexto, aparecen personajes como Milei, que pretenden volver a épocas pasadas y ser los nuevos Zares o Reyes, limitando la libertad y quitando derechos conquistados en años de lucha. Estas políticas están hechas a medida de las minorías poderosas responsables de la crisis histórica que vivimos.

Las banderas y objetivos por los que luchó Lenin siguen vigentes en esta época de imperialismos que se disputan el mundo y las revoluciones proletarias. Serán derrotados en nuestra patria y en el mundo, porque a la cruel opresión siempre se le opuso la rebelión de los pueblos, que históricamente terminaron con sistemas explotadores, desde Espartaco y el esclavismo.

Habrá que mantener en alto las banderas y objetivos liberadores frente a toda potencia extranjera, sus socios nativos y los terratenientes, que son el factor interno de la dependencia. El desafío de la hora es impedir el avance de las políticas de ajuste, entrega y represión.

No al DNU y a la Ley Ómnibus. ¡La patria no se vende!


Rodolfo Schwartz
Secretario del PCR del Chaco
Miembro del Comité Central del Partido Comunista Revolucionario

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